Hola, tengo 46 años y he ido dos veces a ponerme la vacuna COVID en el Hospital de El Escorial, y las dos ocasiones la coordinación y la gestión ha sido excepcional. La primera vez (mediados de junio) la cola no llegó a 10 minutos y la segunda vez (mediados de julio) no he esperado ni cinco minutos. Les felicito por la coordianción y el trato amable de todos sus profesionales

El pasado 3 de marzo, nuestro médico de cabecera nos manda de urgencias al Hospital de El Escorial ya que nuestro hijo de 19 años lleva 2 semanas con una masa en uno de los testículos que no hace más que crecer. En urgencias del Hospital El Escorial nos mandan para casa y nos dicen que no es un caso de urgencia. No dejamos la cosa así y decidimos volver al médico de cabecera quien se encarga de llamar al servicio de Urgencias. Volvemos a Urgencias donde finalmente nos atienden y nos comunican que nos llamaran para citarnos a pasar una ecografía. Además, nos dan una cita con el urólogo para el 8 de marzo. Al día siguiente, nos llaman para darnos cita para la ecografía el día 14 de marzo. El 8 de marzo, acudimos a la cita con el urólogo quién nos pregunta por que hemos esperando tanto para acudir a verle (...). Nos pide que solicitemos una cita preferente para hacer una ecografía (no le dijimos que en urgencias ya nos habían dado cita para el 14 de marzo por si conseguíamos adelantar la cita con su opinión). En citación nos hablan del 23 de marzo aunque diciéndoles que el médico habla de cita urgente, nos dan finalmente la cita para el 16 de marzo... El viernes 11 de marzo, nos vuelven a llamar par decirnos que tienen que cambiar la cita para el día 28 de marzo!!! Al tener la otra cita que nos dieron desde urgencias, decidimos acudir el día 14 de marzo como previsto. Allí nos dicen que el niño no aparece en ningún lista y que la cita la tenemos el día 28 de marzo. Pierdo la paciencia y grito en voz alta "vaya mierda de sanidad pública, ojala se hunda el sistema y os vayáis todos al paro, por inútiles que sois todos". Será un comentario de mala educación, lo reconozco. Pero quién tenga hijos entenderá y estará de acuerdo conmigo que a veces los nervios son difícil de controlar. De allí a verme rodeado por dos guardias civil y a ser denunciado por amenaza. Viva la libertad de expresión, viva la sanidad pública. Mientras tanto, mi hijo sigue esperando

Mi experiencia fue del todo gratificante