Para mi es uno de los peores que he conocido. Llamarle profesional es, desde luego, una contradicción.

Me pareció poco profesional, se iba por las ramas y me dio la sensación de estar mareando la perdiz en vez de tratar el verdadero problema.

Aun le queda mucho que hacer conmigo, pero me transmite seguridad, fuerza y confianza. Quedan pocos profesionales con vocación cómo el.

Es un profesional que se preocupa de su paciente hasta el punto de sentir sus problemas. Nadie comprende los problemas de la gente como Alejamdro.

Es un especialista excepcional. Sensible a los problemas que se le plantean. Preocupado por sus pacientes, consigue que éstos confien en él. Nunca se cansa de aconsejar y proponer terapias. Si él no hubiese sido mi psicólogo, hace mucho tiempo que habría dejado la terapia. Ya no quedan especialistas como él.