Tras un accidente en el que murieron mis dos acompañantes y habiendo sido yo el conductor, me era imposible no sentir una culpa horrorosa aún siendo el responsable otro conductor, el de un camión. No podía dormir, estaba ansioso a todas horas y en pocos meses perdí la perspectiva vital. La Dra Álvarez me ayudó muchísimo, fue perseverante y exigente al tiempo que delicada y bastante honesta. No fue fácil, hube de encararme conmigo mismo en multitud de actos pasados y aparentemente independientes del asunto por el que comencé la terapia. Hoy por hoy me siento vivo y coleante, he reestructurado mi vida y aunque me he pasado a la bici, ocasionalmente cojo el coche.