Tras el embarazo me quedé más ancha de lo que me correspondía, retenía muchos líquidos y entre el trasiego del bebé, que me veía feísima y que no tenía un minuto libre para destinar a hacer un poquito de ejercicio, en poco tiempo el peso se me fue de las manos. Entre esto y la lactancia ( estuve tres años y medio dándole el pecho a mi niña) los dolores de espalda eran insoportables. No dormía, estaba de mal humor… Bien, con esta profesional, en siete sesiones con sus correspondientes masajes y ejercicios, todo volvió al lugar que le correspondía, incluso mis vías urinarias volvieron a funcionar de manera óptima.