Muy profesional, cercano y con gran capacidad para comunicar y ayudar.

Perdí a mi hijo en un accidente de tráfico y a raíz de este acontecimiento fui empicado. Me separé de mi mujer, empecé a fallar en el trabajo y fui sumiéndome en un estado depresivo que me impedía para cualquier cosa, incluso dejé de alimentarme, el apetito me abandonó. Un día en un autobús se me acercó un hombre que resultó ser el doctor. De no haber sido por él muy probablemente hoy estaría muerto. Me ayudó en la recuperación de mi identidad y de mi vida, aún continúo la terapia con él, que no ha consistido en más que hablar y llorar cuánto no me había permitido. Además he aprendido sobre antropología y las grandes incógnitas del comportamiento contemporáneo humano y esto me ha resuelto dudas que subyacían en alguna parte de mí sin yo ni siquiera tener conocimiento de ello.