Tras haber pasado años surfeando por todo el mundo en busca de la mejor ola, establecí mi residencia en las islas. Me produjo mala inquietud las dificultades que un día comencé a tener con mis oídos. Apenas si podía apreciar ciertos sonidos graves. Esto repercutía negativamente en mi equilibrio y por tanto en mi pasión: el surf. Creí que me volvía loco cuando pasé casi once días sin poder subirme a la tabla. Un compañero me habló de la Dra Borrás que me trató de forma exquisita en todo momento. En una semana estaba buscando olas de nuevo. Lo recomiendo a cualquiera y más especialmente a deportistas acuáticos.