Trato humillante y prepotente desde el primer minuto. En cuanto empecé a describirle mi problema empezó a poner caras raras, como si fuera yo tonto o algo. Al rato, sin saber como ni porqué, ya me estaba hablando en plan echar la bronca con frases como: Usted ya no es un niño, que aún me estoy preguntando a qué vino. Cuando le pedí que me apuntara una cosa en el análisis de sangre porque me interesaba saber cómo lo tenía dijo: "yo no he hecho la carrera para que vengan a decirme qué debo poner en mis análisis". No obstante, luego se retractó y lo apuntó, pero yo creo que eso ya deja muy claro que es el típico que se cree que por haber hecho la carrera de medicina y estar sentado en una silla, en una habitación que parece el castillo del Conde Drácula con su pluma estilográfica, le da derecho a tratar a la gente como a números y como si el fuera un dios y nosotros simples mortales.